Antes de contarte sobre este Síndrome, te invitamos a realizar una breve encuesta de autoevaluación. Está pensada para uso personal y te permitirá identificar en qué medida podrías estar experimentando este síndrome. Al finalizar, vas a obtener una interpretación orientativa de tus resultados y algunas sugerencias prácticas para trabajar en tu desarrollo profesional.
No se trata de etiquetarte, sino de mirarte con más claridad y acompañarte en tu crecimiento.
Encuesta para mí mismo: Síndrome del impostor
Ahora sí seguí leyendo…
PARA SABER MÁS!!!

¿Alguna vez sentiste que no merecés el lugar que ocupás? ¿O que, al enfrentarte a un nuevo desafío, podrían descubrir que no sos tan bueno como parecés?
Tal vez estés atravesando lo que se conoce como síndrome del impostor. Y no estás solo: es mucho más común de lo que creemos.
¿Qué es el síndrome del impostor?
Se trata de una experiencia psicológica que lleva a muchas personas —incluso a aquellas con trayectoria y logros— a dudar de sus capacidades y a sentirse como un “fraude”. A pesar de contar con pruebas externas de éxito, quienes lo padecen creen que no merecen el reconocimiento que reciben y viven con el temor de ser “descubiertos” como incapaces o insuficientes.
Este patrón de pensamiento puede limitar tu desarrollo, restarte motivación, sabotear tus avances y, sobre todo, impedirte disfrutar de lo que con esfuerzo alcanzaste.
¿Qué lo provoca?
Aunque no es un trastorno clínico, el síndrome del impostor suele estar relacionado con factores personales y del entorno. Algunas causas frecuentes son:
- Estilos de crianza muy exigentes o poco validadores, que refuerzan la idea de que “nada es suficiente”.
- Alta autoexigencia y perfeccionismo: quien lo experimenta nunca se siente conforme con lo que hace o pone estándares tan altos que termina frustrado o paralizado.
- Comparaciones constantes con otras personas.
- Ambientes laborales competitivos, rígidos o con bajo nivel de contención emocional.
- Falta de referentes en determinados espacios (por ejemplo, mujeres en tecnología, personas jóvenes en puestos jerárquicos, etc.).
¿Cómo reconocerlo? Señales frecuentes
Algunas manifestaciones típicas del síndrome del impostor incluyen:
- Atribuir los logros a la suerte o a la ayuda de otros (“fue casualidad”, “me dieron una mano”).
- Miedo persistente a que descubran que “no sabés tanto como aparentás”.
- Sentir que no estás a la altura, incluso cuando tenés buenos resultados.
- Incomodidad al recibir elogios o reconocimientos.
- Trabajar en exceso o, por el contrario, postergar tareas como forma de compensar una supuesta falta de capacidad.
- Evitar desafíos nuevos por temor al fracaso.
¿Qué podés hacer si lo detectás?
El primer paso es ponerle nombre. Reconocer que estás transitando este síndrome te da la posibilidad de empezar a desactivarlo.
Algunas estrategias que pueden ayudarte:
- Hablarlo: Compartirlo con personas de confianza ayuda a desdramatizarlo y entender que no estás solo/a.
- Registrar tus logros: Anotar lo que conseguiste, incluso lo que te parece “mínimo”, ayuda a tomar perspectiva sobre tu verdadero recorrido.
- Aceptar el aprendizaje como parte del proceso: No tener todas las respuestas no significa que seas impostor, sino que estás en camino.
- Buscar espacios de validación y crecimiento: Coaching, terapia, mentorías o redes profesionales pueden ofrecerte contención y herramientas.
- Revisar tu diálogo interno: Aprendé a hablarte con amabilidad. Reemplazá frases como “no soy suficiente” por “estoy aprendiendo” o “esto me desafía, y eso está bien”. El error no es una señal de incapacidad, sino una etapa natural del aprendizaje.
¿Te sentiste identificado/a?
En HuManas acompañamos a personas y equipos en procesos de desarrollo profesional genuino, donde aprender, equivocarse, crecer y reconocerse no son señales de debilidad, sino parte fundamental del camino.
Si querés fortalecer tu confianza profesional,
trabajar sobre tu liderazgo o valorar con más claridad tus capacidades
Nos interesa acompañarte a logarlo.